El covid 19, conocido como coronavirus, está teniendo repercusiones económicas globales. Y es que, en un mundo globalizado y con la elevada movilidad que tenemos en la actualidad, se han dado condiciones que han facilitado la propagación. Y con ello, también sus consecuencias.
Con el cierre de fábricas en China para evitar el contagio se han provocado desabastecimientos en las cadenas de distribución a empresas de todo el mundo. Junto a ello, una vez que el virus se expandió en Europa y Estados Unidos, se ha producido una caída generalizada de las bolsas provocando grandes daños a los sectores y empresas relacionadas con el turismo y el transporte, y aquellas del sector agroalimentario que exportan sus productos. De este modo, se suman a los afectados los restaurantes y comercios que ven disminuido el número de clientes.
Por esta razón, el sector que se nos ocupa, el vino, se está viendo afectado directamente por varios frentes. Además, las citas más importantes del mundo del vino, como la feria IWSS Chengdú, han sido canceladas.
La última feria cancelada ha sido Prowein 2020. Esta feria es la cita más importante del mundo del vino, la cual se celebraba este fin de semana en Alemania y contaba con casi siete mil expositores y más de sesenta mil visitantes. Junto a ella, todas las actividades paralelas a la feria han sido canceladas para evitar la propagación del virus.
A este contratiempo provocado por los últimos acontecimientos, se suma el receso en las exportaciones de vino español embotellado a Estados Unidos debido a los aranceles que entraron en vigor el pasado mes de octubre. En este sentido, las empresas se enfrentan a desafíos que deberán sortear ante un escenario todavía incierto.
Por todo ello, nuestra recomendación es disfrutar de los pequeños placeres de la vida, como el vino, que, aunque no es la cura de ningún virus, como decía Alexander Flemming, nos hace felices.
