1.- Limpia las copas antes de servirlas.
Parece una obviedad, pero si pasa mucho tiempo sin que usemos las copas, a veces están llenas de polvo u otras partículas en las que casi no nos fijamos. Puede que incluso, después de sacarlas de nuestro lavavajillas quede algún resto que desluzca la copa. Por eso, hay que limpiarlas, aclararlas y, sobre todo, secarlas bien antes de ponerlas en la mesa.
2.-Deja que el vino se airee.
Si servimos el vino recién descorchado, lo primero que vamos a notar es que lleva cerrado varios meses e incluso años, si lo aireamos previamente, en cambio, notaremos todos sus aromas lo más limpios posible. No es suficiente con abrir la botella y esperar, ya que eso no permite que suficiente oxígeno esté en contacto con el vino, necesitamos servir una primera copa y dejar que haya más espacio en la botella para que entre oxígeno.
3.- Llena sólo una tercera parte de la copa:
Llenar una copa de vino hasta desbordarla, no sólo roza lo ridículo, si no que además hará que desperdiciemos 250 ml de vino. Sirviendo sólo un tercio de la copa, evitamos que el contenido de la misma se estropee antes de que llegue a ser consumido.
4.- No sirvas el vino tinto demasiado caliente:
Servirlo a “temperatura ambiente” es el primer error que cometemos al servir una copa de vino tinto. Mucho antes de la calefacción, la temperatura en las casas rondaba siempre los 17o, por eso la temperatura ambiental siempre era la ideal para el vino, pero ahora los hogares mantienen una temperatura mucho más alta (entre 22 y 23o). Por eso recomendamos que mantengas el vino fresco hasta la hora de servirlo y, si fuese necesario, puedes guardarlo en la nevera.
5.- Ni los blancos muy fríos:
Esto hará que muchas de sus cualidades y sabores se pierdan o no luzcan tanto como deberían, por eso lo más recomendable es conservarlo en un lugar fresco hasta nuestro evento y dejarlo en la nevera sólo una hora antes de servirlo.
Estas son nuestras recomendaciones para disfrutar del vino, que la velada sea inolvidable depende de vosotros.
