Hoy 13 de abril se celebra el Día Internacional del Beso. ¿Y diréis? ¿Y qué tiene que ver con el vino? Os contamos... Curiosamente la historia del origen del primer beso en la boca está íntimamente relacionado con el vino.
Concretamente tuvo su origen en una particular reglamentación impuesta alrededor del año 740 antes de Cristo, en Roma. Y es que EL BESO SE HABÍA IMPUESTO PARA DESCUBRIR SI LAS MUJERES HABÍAN BEBIDO VINO.
Rómulo, fundador y primer rey de Roma, había prohibido a las mujeres beber “temetum”, vino puro, debido a que la ingesta de alcohol era una actividad reprochada moralmente.
La prohibición llegaba al extremo que ellas no podían tener llaves de los lugares de sus propias casas donde se guardase vino, y debían exhalar su aliento ante su marido, para demostrar que realmente no habían consumido vino.
A cambio, y para promover su “buena conducta”, se les permitía beber vino cocido que evaporaba el alcohol.
Los maridos eran responsables del control de la prohibición. Algunos de ellos, ante la duda, rozaban con sus labios a sus esposas, siempre en privado, para asegurarse que no hubieran violado la ley. Otros, los más estrictos, colocaban su lengua dentro de la boca de su cónyuge para comprobarlo.
Con el tiempo, el protocolo se comenzó a repetir con asiduidad, pero ya no por cumplir la ley, si no porque las parejas se empezaron a dar cuenta de lo apasionada y placentera que resultaba la medida y comenzaron a adoptarla como una demostración de amor. Por lo que podemos decir que el beso “romántico” nació ¡gracias al vino!
Hoy en día, este bonito gesto es una forma de expresión de nuestros sentimientos de amor y de cariño que, experamos que pronto podamos volver a compartir con aquellos que nos gustaría y ahora están lejos.
