Para los amantes de la gastronomía, el maridaje es una opción que completa la experiencia. Pero no siempre la completa. Javier Campo, sumiller y escritor de vinos, nos explica en este artículo como no siempre elegir el maridaje es la mejor opción.
Los menús de degustación, más cortos o más largos suelen ser una de las opciones que para quienes disfrutan de la gastronomía y de tanto en tanto se dan un capricho, eligen para disfrutar de una experiencia que va más allá de comer. Para acompañarlos los restauradores pueden optar por un maridaje, ya sea de vino u otra bebida que el sumiller considere adecuada para armonizar con el plato. Pero también hay restaurantes que no son gastronómicos o no tienen la figura del sumiller y que más que maridaje lo que realizan es un acompañamiento de vinos. Y por último está la categoría de “las otras cosas”: restaurantes que, con la excusa del maridaje, te ofrecen vinos que o bien no encajan o bien se quieren sacar de encima.
La primera, explica Javier, sería la correcta, independientemente de que el precio pueda ser discutible o no. Pero la segunda y la tercera son las que dañan el enorme trabajo que conlleva hacer un buen maridaje, aunque haya partidarios, pero también, detractores.
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