Con esta consecución de letras y fórmulas, el Profesor Cliff Arnall de la Universidad de Cardiff, ha determinado que el tercer lunes del mes de enero es el más triste del año y le ha dado el nombre de Blue Monday, que traducido literalmente al castellano es “Lunes Azul”. Según Arnall la suma de las variables clima (C), las deudas de las compras navideñas (D), el sueldo de enero (d), el tiempo transcurrido desde las vacaciones de Navidad (T), los propósitos de dejar atrás malos hábitos (I), las motivaciones positivas (M) y la necesidad de cambios (NA), hacen que el tercer lunes de enero nos sintamos más afligidos y pesimistas que en ningún otro momento del año.
¿Cómo hacer frente al Blue Monday?
Podríamos decir que para sobrevivir a este día hay que viajar, salir a comer algo novedoso, probar algún deporte de riesgo o practicar la gritoterapia. Pero tal vez sea más sencillo, y beneficioso para nuestras cuerdas vocales, darnos un lujo más cotidiano como sentarnos a disfrutar de una buena copa de vino de Gordonzello.
Según un estudio de las universidades finlandesas de Tampere y Helsinki, las personas que beben diariamente una copa de vino con las comidas sufren menos enfermedades, tienen una mejor perspectiva de vida y tienden a ser menos propensas a consumir de manera compulsiva.
El estudio desveló que el 12% de las personas que toman vino habitualmente en la comida tenían una puntuación más alta en autovaloración en cuanto a su autoestima y salud, tanto física como mental.
Este estudio demuestra que el consumo moderado de vino no solo no es perjudicial para la salud, sino que además aporta numerosos beneficios con los cuales afrontar el Blue Monday y cualquier otro duro e interminable lunes.
