Y es que, si no era suficiente la preocupación sobre qué alimentos maridan mejor con qué vino, ahora además tenemos que preocuparnos también de la música con la que lo acompañamos.Esto se debe a que la lengua solo es capaz de detectar cinco sensaciones gustativas distintas. Por esto, se deja guiar por otro compañero de sensaciones, como puede ser el olfato o la vista.
En un estudio, Adrian North escogió a 250 estudiantes universitarios a los cuales dio a catar durante 5 minutos vino Montes Alpha 2006 Cabernet Sauvignon o Chardonnay (chilenos), mientras escuchaban, separados en grupos, canciones que iban desde Carmina Burana de Orff hasta I Just Can’t Get Enough de Nouvelle Vague. El resultado fue que los alumnos que habían escuchado la música más potente calificaron a su vino como: fuerte y pesado. Y los que habían escuchado música ligera, siempre coincidían en que su vino era: suave, sutil y refinado. Todo con total independencia de si el vino era blanco o tinto.
Por eso, a la hora de probar un vino, no solo tenemos que contar con qué ofrecemos para comer a nuestros invitados, también debemos tener en cuenta que influye mucho el ambiente de nuestro alrededor y por eso debemos elegir cuidadosamente la elección musical.
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